Luego de las elecciones, la tensión entre Alfredo Cornejo y Luis Petri volvió a hacerse visible. Viejos resentimientos por candidaturas no resueltas reactivaron la disputa interna en el radicalismo, anticipando una carrera hacia el 2027 más temprana de lo esperado.
Pero mientras las diferencias se expresan en público, la verdadera batalla política se libra en otro terreno: la Suprema Corte de Justicia de Mendoza.
En noviembre, el máximo tribunal mendocino deberá renovar su presidencia, actualmente en manos de Dalmiro Garay, considerado un hombre cercano a Cornejo.
Sin embargo, todo indica que Garay la tendrá muy difícil para conservar el cargo, ya que enfrenta resistencia dentro del propio tribunal.
El foco está puesto en José Valerio, juez radical que mantiene una relación tensa con Cornejo y Garay. Su voto podría ser decisivo para que Julio Gómez, uno de los representantes del peronismo, logre acceder a la presidencia del cuerpo.
La eventual elección de Julio Gómez significaría un golpe político interno para Cornejo, que perdería influencia en el Poder Judicial justo en un momento clave de la reconfiguración provincial.
Valerio, que ya se ha desmarcado en otras decisiones, aparece como la pieza que puede alterar el equilibrio dentro de la Corte y, con ello, el tablero político mendocino.
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